Victoria Rico - Naranjas
Salir del silencio: el aborto en “El día de octubre”, de Valentín Fernando
Instituto del Desarrollo Humano, UNGS
“¿Pero responsable de qué? ¿Es que un momento de delirio, sepultado en la oscuridad de una pieza cerrada, junto a un cuerpo que no veía, podía engendrar responsabilidad?”.
Cualquier mujer podría hacerse estas preguntas en relación con un embarazo no planificado, pero en este caso rondan la cabeza de Ernesto Millán respecto del embarazo de su novia, Teresa. Ellos son los protagonistas de El día de octubre, novela de Valentín Fernando publicada originalmente en 1967 por Sudamericana y reeditada en 2014 por Astier Libros.
Es tal la vigencia de esta novela que resulta casi una obligación abordarla a la luz de la coyuntura actual: Teresa está embarazada, y ella y Ernesto no saben qué hacer con ese imprevisto que crece en su vientre. Se conocen apenas, no tienen un peso, él vive en una pieza de prestado. Ernesto, convencido por un amigo, no quiere saber nada con tenerlo; ella vacila:
Y ahora no sabía si quería tener un hijo. Lo que quería de verdad era quererlo a Ernesto, quererlo hasta un fondo que no terminase más. Lo que no quería era la herida, sentirse herida en lo más profundo de su carne […]. Las palabras, en ese instante, tenían una crueldad filosa y había que esquivarlas para que no poseyeran toda la desnudez que llevaban adentro.
Ahí está la clave: las palabras. Y su reverso: el silencio. Enero, de Sara Gallardo, es una novela increíblemente actual pero escrita en 1958, reeditada recientemente por Fiordo y celebrada por la crítica contemporánea, que la leyó a la luz de los debates actuales sobre la legalización del aborto. Allí, la protagonista es Nefer, una adolescente que vive en el campo y atraviesa desesperada un embarazo consecuencia de una violación. En El día de octubre, la situación es muy diferente: Teresa es una mujer adulta, está en una relación consentida, vive en un ámbito urbano y tiene ciertas posibilidades de acceder a un aborto seguro. Pero algo tienen en común estas dos mujeres, en estas dos novelas: el aborto no se nombra. Y en el silencio hace pie la clandestinidad:
[Ernesto] Empezó a hablar por lo bajo, como si hubiera un secreto muy profundo que no debía ser comunicado ni al silencio que cada vez los cercaba más. Conocía a un médico. Un amigo le había dicho de un médico. Es un doctor extranjero, le dijo él, y es seguro cien por ciento.
En el silencio, perdemos derechos. No está claro en qué medida Teresa quiere tener ese hijo. Lo que sí es evidente es que no quiere que lo decidan otros como si ella no estuviese en condiciones de hacerlo. Así es como la ve Pardo, el amigo que aconseja a Ernesto practicar el aborto, incluso contra la voluntad de su novia: “Teresa tiene miedo en este momento. […]. Es el qué dirán. La gente. Le tiene miedo a la gente. Temor de lo que pudiera sucederle a ella misma. A vos te odia. Ayudala en eso, nada más, dale confianza. Ahora es un ser inferior”.
Entre la gente que militaba1 el aborto clandestino en las calles, en los medios e incluso en el Congreso, existían toda clase de falacias: entre muchas otras, decían los antiderechos que por ser legal, “iban a obligar a las mujeres a abortar”.2 El aborto era una práctica clandestina cuando Fernando y Gallardo escribieron sus novelas y lo fue hasta el 30 de diciembre de 2020, momento en que fue legalizado con la sanción en el Senado de la ley 27.610; muy lejos de generar una obligación, su legalidad garantiza hoy nuestro derecho a decidir con libertad. Más aun, el aborto legal no solo previene muertes evitables: también echa luz y pone trabas a los abortos verdaderamente forzados, que con seguridad existen y de los que hoy por hoy apenas nos llegan ecos desde la ficción.
Pero volvamos entonces a Valentín Fernando, a El día de octubre: en el título de la novela está la clave de su potencia narrativa. En la trama de la historia de un país, de un pueblo entero, se entretejen las historias subjetivas: el escenario de los acontecimientos de la novela es la movilización del 17 de octubre del 45; en ese contexto, a la vez que se cuenta cómo una masa leal se moviliza por su líder, Fernando muestra cómo, a pesar de lo que otros quieren por ella, una mujer decide. Así, la política es trasfondo y también es vida e historia personal.
De lo que hablamos, para las Nefer, para las Teresas, en 1958, en 1967, en 2018 y también ahora con el aborto legalizado, es del derecho a decidir sobre nuestro cuerpo. Tanto para interrumpir un embarazo como para no hacerlo, la única vía para nuestra autonomía inalienable es salir de la clandestinidad. Por eso lo celebramos en un solo grito: es ley.
1 El uso del tiempo pretérito obedece a la necesidad de reflejar que hoy el aborto en nuestro país es una práctica legalizada; sin embargo, no hay que obviar que lxs antiderechos siguen teniendo visibilidad política. Como muestra de ello, valga la referencia a la campaña electoral 2021 de Ayelén Alancay y Raúl Magnasco, principales candidatos del Partido Celeste, primer partido polìtico que se agrupa bajo la consigna de oponerse al aborto, con el lema “vos, que estás en contra del aborto, danos una oportunidad para salvar vidas”.
2 Algo así sostuvo, por ejemplo, el senador José Mayans (quien en diciembre militaba para que el Senado no aprobase la ley a pesar de tratarse de una iniciativa de su propio espacio político) en una entrevista realizada por Mariana Iglesias para Clarín unos días después de que la Cámara de Diputados diera media sanción al Proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo: “Quieren una ley que obligue al Estado a matar a un ser humano”.
Bibliografía citada
FERNANDO, VALENTÍN (2014). El día de octubre. Buenos Aires: Astier Libros.
GALLARDO, SARA (2018). Enero. Buenos Aires: Fiordo.
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