Lucía Sordini - Me acordé de algo
Entrevista a la escritora Verónica Sukaczer y la editora María Amelia Macedo
Literatura, juventud, identidad y memoria. Cuando la literatura juvenil trabaja la construcción de la identidad y la recuperación de la memoria
Instituto del Desarrollo Humano, UNGS
Agradecemos la enorme colaboración de Mariel Antonini (IDH-UNGS) y Guadalupe Bouilly (IDH-UNGS)
El pasado 4 de junio, en el marco del Ciclo C.H.A.M.U.Y.O. (Conversaciones Heterodoxas Amorosas Misteriosas Únicas Y Ocasionales), Resonancia Conurbana presentó el primer encuentro de este renovado ciclo. Pantalla mediante, conversaron con Verónica Sukaczer junto a su editora, María Amelia Macedo. Sukaczer es escritora, periodista y editora, publicó más de veinte libros destinados en su mayoría a niñes y jóvenes y ha sido acreedora de importantes premios. María Amelia Macedo es Licenciada en Psicología y editora, trabajó en diferentes editoriales y desarrolló tareas de promoción de la lectura. Actualmente es editora de libros para niñes y jóvenes en Pengüin Random House Grupo Editorial. En el encuentro, ambas invitadas presentaron el nuevo libro de Sukaczer Siempre nos estamos yendo, como novedad editorial.
La entrevista fue realizada por Carolina Zunino, una de les docentes coordinadores de Resonancia conurbana, colectivo de lectores, y Noemí Ogloblin, otra integrante del colectivo y estudiante del profesorado en Lengua y Literatura. Compartimos con ustedes ese diálogo.
Noemí Ogloblin: – Verónica, en el libro La memoria de todos trabajás a partir de personajes o hechos reales tales como los estados totalitarios o la hipervigilancia. Entonces, ¿cómo pensás vos la relación entre historia y literatura?
Verónica Sukaczer: – En realidad para mí, más que “historia y literatura”, son “hechos y literatura”, o sea, periodismo y ficción. Creo que mi interés siempre fue atravesar mis dos oficios o profesiones. Siempre el estímulo para encontrar una historia estuvo en algo externo, justamente en un hecho histórico o en algo que leo en los diarios, en una noticia que guardo por veinte años. En algo que escucho en un documental. Crecí leyendo sobre la Shoá, desde muy chica, cuando a lo mejor no es un tema que uno piense para un chico de ocho años. El hecho de ser judía, de pertenecer a una familia no religiosa, pero en donde lo cultural de lo judío tenía su peso, hizo que fuera un tema que me interpelara directamente, en el sentido de ¿qué me hubiera pasado a mí? Respecto a los crímenes de honor, es un tema que me parece de los más feroces que hay en el mundo. El hecho de que las propias familias maten a sus hijos por no seguir con sus tradiciones. Justamente hace uno o dos días salió en el diario la noticia de un crimen de honor en Europa, de una chica que había logrado salir de su casa y volvió a buscar sus cosas. La historia particular que cuento de los crímenes de honor en La memoria de todos fue una noticia que corté una vez, la guardé, y en donde esos personajes me empiezan a hablar, y empiezo a armar una historia en la cabeza con eso.
Noemí Ogloblin: – En este cuento el bibliotecario de la Fundación Iwo que funcionaba en la AMIA dice: “recupero la memoria de uno para la memoria de todos”. ¿Cómo relacionarías esta frase con tu propio proyecto literario, Verónica?
Verónica Sukaczer: – Vos sabés que me pasa algo, que muchas veces escuchaba que se les pregunta a otros escritores: ¿cuáles son sus temas recurrentes? Y yo creía que no tenía temas recurrentes, hasta que me di cuenta que si iba hacia atrás tenía muchos libros escritos sobre la memoria y la identidad. En el caso del cuento “La memoria de todos” fue un pedido para el aniversario del atentado a la AMIA, con lo cual comencé a investigar y obviamente que el tema de la recuperación de los libros fue lo que más me llevó a lo que podía contar. Una de las partes del atentado que me interesaba contar, que no es tan visible en relación a las víctimas, la pérdida de la memoria, justamente. No puedo explicar exactamente por qué le doy tantas vueltas a este tema. Sé que tiene que ver con la identidad, cómo uno construye su identidad pura y exclusivamente a través de la memoria. No hay manera de saber quién sos si no sabés de dónde venís, en dónde estás parada, quiénes te rodean. Y a mí el tema de la identidad es un tema que lo traigo desde siempre, en el sentido de vivir entre dos mundos: el mundo de los oyentes y el mundo de los sordos; no pertenecer a ninguno, pero querer estar de prestado en el mundo de los oyentes y necesitar, por ejemplo, el apoyo ahora del chat. Eso hizo que siempre me interesara mucho cómo se construye en una persona, la identidad. Cómo van sus circunstancias, realidades y memoria, construyendo su historia.
Noemí Ogloblin: – ¡Es interesante esto que decís! Nos comentabas también que desde chica tenés lecturas de lo que es específicamente la Shoá. Vos en Los nombres prestados contás la Shoá, el holocausto y siempre surge la pregunta de cómo contar aquello que, por lo atroz, supera los límites del lenguaje. Una preocupación por cómo se cuenta y no solo la historia que se quiere narrar. Entonces la pregunta sería: ¿cuáles son los recursos narrativos que vos ponés en juego?
Verónica Sukaczer: – Creo que hablar sobre los recursos narrativos es más tarea del lector que mía porque en el momento de escribir no estoy pensando en cómo armo esa historia. Sí, por ejemplo, con Los nombres prestados me pasó que no encontraba el modo de llevar adelante la historia, hasta que me di cuenta que tenía que dividir a los personajes. Ese sí es un recurso narrativo. Al separar los capítulos y poder trabajar cada personaje en su contexto histórico, en su lugar físico, por separado, pude armar la historia como si fuera un rompecabezas. Pero no sé si me doy cuenta de qué otros recursos uso hasta después que está el libro publicado y lo puedo leer con otra mirada. Me interesa, justamente, siempre dar voz a los personajes que no son héroes, los personajes que no ganan, los personajes que no tuvieron actos desinteresados de altruismo, al personaje real, el que estaba en ese momento frente a las peores circunstancias y la luchó como pudo. Creo que eso es algo, que es lo que más me interesa y se lo debo en gran parte a Primo Levi. A toda la obra de Primo Levi. Cómo él pudo contar su historia desde una mirada casi científica, con objetividad, sin caer en todo lo sentimental que, obviamente, existe y está y queremos crear sentimiento en el libro.
Noemí Ogloblin: -En tus libros aparece el contar como aquello que permite comprender y a la vez hacer perdurar las historias y las existencias. Bueno para quienes no leyeron, en Los nombres prestados, la caracterización de Nina como una joven lectora que quiere ser escritora y que debe vaciar esa biblioteca que marcó su infancia en su vida abre también las reflexiones acerca de escribir y contar. Entonces, ¿cómo pensás vos tu propia práctica como escritora en relación con este personaje de Nina?
Verónica Sukaczer: -Sí, Nina soy yo sin ninguna duda, incluso el camino que hace Nina a la casa de los abuelos era un camino desde el Normal 4 hasta la casa de mis abuelos, en Calasanz y Formosa, en Caballito. Me resultó sencillo hacer eso, justamente porque Nina es el personaje que introduce la historia, que la va llevando, pero no es la que vive los hechos de la Shoá, entonces de alguna manera ponerle mi ropa, o sea, Nina que quiere ser periodista, Nina que tiene que ir a vaciar la casa del abuelo (y que también me tocó, cuando murió mi abuelo, mi mamá se ocupó de vaciar el departamento, pero yo quise ir para ver qué me quería llevar, y estaban por ejemplo, cuando uno ve las cositas que le hizo a la abuela en el jardín de infantes y toda esa historia que queda en una casa vacía, ¿adónde va?, o sea, toda esa memoria, ¿qué se hace con eso?). Así que Nina soy yo, eso fue fácil, me puedo elegir nombre, me puedo poner varios años nuevos y vivir esas historias.
Noemí Ogloblin: – En Siempre nos estamos yendo, se aborda un tema poco frecuentado en la literatura juvenil, como es el de los migrantes, aquellos que no tienen más opción para sobrevivir, que huyen para sobrevivir. ¿Por qué pensaste este tema en particular? O sea, también tiene relación con lo que contabas al principio de que, a partir de algún documental o un tema de interés, a partir del periodismo, vos ficcionalizás… ¿cómo lo pensaste?
Verónica Sukaczer: -Cuando terminé Los nombres prestados había estado muy metida en un hecho histórico de hace tantos años que quería buscar estímulo en algo más actual y fue la época en que apareció el cuerpo de un nene de Siria que había intentado cruzar con la madre creo, porque el padre estaba vivo y se lo entregaron en la costa de Turquía. Y era todos los días (que sigue sucediendo ahora), las noticias de la gente intentando cruzar, de los barcos que vuelcan, hace unos días apareció la nota de un rescatista con un bebito tratando de levantarlo sobre el mar… ¿Qué pasa con todos estos niños que migran a veces solos, a veces con los padres, que pierden los padres por el camino? Justamente, ¿qué les construye la memoria si aparecen en una costa solos, a una edad en la que ellos mismos no conocen su historia…? Vino por ahí. Todas esas historias que leemos todos los días en los diarios de muros que se levantan, muros que se tiran, tenían mucho que ver con temas históricos, como el muro de Berlín, como todo lo que separa… El muro de Berlín tuvo una construcción bastante rápida, entonces ¿cómo de un día al otro en la ventana de tu casa te aparece un muro?, ¿qué tipo de mundo es ese? Tenemos la suerte, yo por lo menos, de vivir en una ciudad donde hasta ahora eso no nos pasó. ¿Qué haríamos si nos pasa? Son las preguntas que me hago y que se las traspaso al personaje: ¿qué haría frente a esta situación, cómo es tu vida en esta circunstancia? Así que creo que el tema de la migración actual es enorme, que no lo terminamos, yo no lo termino de entender justamente por no conocer las políticas y los sucesos que pasan en otros lugares, pero no pasa mucho más lejos que acá.También había hablado una vez con Antonio Santana, que le decía que no sé por qué, porque es un libro que lo leí cuando en mis veinte tenía en la cabeza la historia del señor de las moscas, de esa situación en que los niños cuando están sin adultos de alguna manera regresan a una especie de estado salvaje, mientras que todo el mundo siempre piensa los niños como encantadores, como la bondad, como el angelito, como la imposibilidad de crueldad en los niños y esos son todos los elementos que se me van apareciendo y de alguna manera empiezan a hacer una bola y empiezo a ver qué es lo que hay alrededor de esa historia que yo pueda contar.
Carolina Zunino: -En el comienzo de Siempre nos estamos yendo, una introducción que hace la narradora donde dice “y de pronto tu mano toca mi mano como por descuido, por eso empiezo a hablar la historia larga sin mentiras sin secretos, para que este momento no se acabe nunca”. Y hay otro momento más adelante, en el que la narradora, pensando en su hermana, dice “me pregunté si mi hermana estaba entendiendo realmente lo que sucedía o si ella había convertido en arte mayor eso de no estar donde estaba su cuerpo, un poco como cuando yo me perdía dentro de mi cabeza”… Estos personajes que están migrando, que están en este viaje, también se pierden adentro de sí mismos… Y nos parecía que en tus relatos, en todos estos libros donde la memoria aparece, esto de estar y no estar, de perderse y encontrarse, de que los objetos funcionen también como lugares donde la memoria permanece, nos hacía acordar a la imagen del libro Sobreviviente, de aquel libro sobreviviente de la memoria de todos…
Verónica Sukaczer: -Yo no me doy cuenta de todos estos temas recurrentes que aparecen y vuelven a aparecer en el momento de escribir, y está bien que no me dé cuenta, porque creo que si uno quisiera escribir siempre a través de un mensaje o dando una especie de lección de vida, saldría el tipo de literatura que en general no nos gusta. Me doy cuenta cuando me lo hacen notar, me doy cuenta cuando me lo dicen. Me considero una persona que siempre está buscando algo, o sea que siempre estoy preguntando, que siempre estoy investigando, tal vez eso tenga que ver con encontrar y con perder, con los cambios, con el estar atento a lo que pasa alrededor de uno, porque después de todo, todo es cambio. ¿Qué cambios tuvimos nosotros estos dos últimos años que la vida que conocíamos nos dio vuelta de manera absoluta con la pandemia? Entonces hay muchísimas preguntas que surgen de cómo nos acomodamos, de cómo lo soportamos, de cómo lo procesamos o lo interpretamos. La idea no es nunca encontrar respuestas, sino andar el camino pensando en eso que nos pasa, de eso sale también lo que se pierde.
Noemí Ogloblin: -Vero, esta pregunta no es tan específica de tus libros. En relación con los géneros literarios, ¿cuál es tu idea en relación a los géneros literarios y cómo es que tu escritura se vincula con ellos?
Verónica Sukaczer: A mí me interesan en realidad todos los géneros literarios. Me encantaría escribir poesía, por ejemplo, y es una de mis asignaturas pendientes. Pero en general el cuento y la novela son los que me permiten contar una historia de larga data, desarrollar personajes, desarrollar circunstancias, etc. Siempre digo que es el tema el que elige la forma, no tanto yo. Hay historias que son para cuento. Hay historias que las pensás, enseguida tiene un conflicto y vas al final y es un cuento; no lo podés alargar porque el mismo tema no te ofrece las características. Hay otros temas que son novela, obviamente, porque querés seguir a esos personajes a lo largo de mucho tiempo, o en poco tiempo, pero donde pasan muchas cosas; querés salirte de la historia principal e ir hacia atrás, o ramificarla. Entonces ahí la novela es lo más interesante. Pero hay un género nuevo, que no sé todavía si tiene nombre, que me resulta fascinante, de libros que se estructuran como si fuesen textos muy cortos, de pequeños momentos, de sentimientos, una literatura del Yo. Un ejemplo que me parece hermosísimo, es el libro Okasan, de Mori Ponsowy, que cuenta su viaje a Japón, y a través de pequeñas crónicas, pequeños textos poéticos, va contando lo que le pasó. Eso me encanta. Es algo que lo busco, que lo leo y que intento hacer unas cosas en ese camino.
Noemí Ogloblin:– ¿Recordás cuándo empezaste a escribir, tus primeras escenas de escritura?
Verónica Sukaczer: -En realidad empecé a escribir cuando aprendí a escribir. Como soy muy ordenada y obsesiva con mi material, sigo teniendo guardados poemas que escribí con 8 o 10 años, que eran una muy buena copia de Talión, o de Borneman. Con 8 años ya escribía, principalmente poesía, pasé por la adolescencia obviamente escribiendo poesía de amores trágicos. Después, a los 15 años creí que iba a ser Cortázar, como la mayoría de los que queríamos escribir, sobre todo en los años 80. Por suerte no fui Cortázar y logré separarme un poco de ahí, pero tengo todavía los textos guardados de tipo “instrucciones”, con esa vuelta siempre fantástica. El primer libro publicado fue una trampa que yo hice, porque hay un círculo vicioso en la literatura, que es que si no tenés un libro publicado, las editoriales no te prestan atención, pero si las editoriales no te prestan atención, nadie te va a publicar ese primer libro. Entonces, justamente había visto una colección en la editorial Albatros (esos libros de cocina, de magia, que todos tuvimos en algún momento alguno), y ofrecí hacer un libro de periodismo para chicos (que en realidad dije que ya lo tenía escrito y no era así. ¿Para qué lo iba a escribir si me decían que no?). Como me dijeron que les interesaba, me puse muy rápidamente a adaptar mi manual de periodismo de la facultad en un libro para chicos, y ese fue mi primer libro publicado. Hay varias periodistas que me dijeron que leyeron mi libro de periodismo siendo chicas y que por eso quisieron estudiar esa carrera, así que fue un logro enorme. Después de eso, el segundo libro publicado fue por un concurso de cuentos de Colihue que gané, Alas para la Paloma, de la colección Pajarito remendado. Con el primer libro de periodismo y el premio, pude mostrar a las editoriales que tenía algo publicado.
Noemí Ogloblin: ¿Qué tenés en cuenta en el momento de escribir literatura juvenil?
Verónica Sukaczer: A mí lo que me fascina de la literatura juvenil son las historias de iniciación, que son justamente todas las historias que te hacen preguntas: ¿quién soy?, ¿cuál es mi destino?, ¿por qué me llevo mal con la gente?, ¿cuál es el problema con mis viejos? Ese momento de descubrimiento del primer amor, de si alguien me va a querer, de si escribo bien, de si lo que escribo ahora algún día lo voy a poder dar a leer. Tal vez me quedé un poco en ese lugar. ¿Es una literatura para jóvenes lo que escribo o no es para jóvenes? La verdad es que no me lo pregunto mucho. Es la manera en la que me gusta escribir. Obviamente, si me apareciera una historia en donde necesito profundizar más en la psiquis de un personaje muy complicado, eso no sería de interés para los jóvenes, porque serían a lo mejor historias de una mujer madura. Pero esa cuestión de la búsqueda me lleva a que la manera en la que escribo resulte ser la manera en la que se conoce la literatura juvenil.
Noemi Ogloblin: – Vero, ¿qué le aconsejarías a alguien que quiere escribir o empezar a publicar lo que ya escribe?Verónica Sukaczer: -A alguien que quiere empezar a escribir lo primero que le diría es que, si quiere que la escritura sea algo más que una expresión personal, si quiere dar a leer a los demás, es que sepa que es mucho trabajo. Porque lo que me pasa permanentemente con la gente que escribe o que viene a los talleres es que tienen un enorme terreno, ponen un ladrillo y dicen “uy, no me salió bien, no voy a poder hacer el edificio”. Bueno, pero te faltan años de trabajo, faltan un montón de ladrillos, falta tirar abajo las paredes porque salieron torcidas y volver a levantarlas. Hay una idea de que la escritura es espontánea y que espontáneamente tiene que salir bien, correcta y terminada. Si tu idea es escribir para que los lectores tengan deseo de leer esa historia, hay que tener ganas de trabajar. Para publicar, el único consejo que puedo dar es lo que hice yo (y lo que sigo haciendo ahora) que es averiguar. Algo importante es que no cualquier libro va a cualquier editorial. Cada editorial tiene un perfil, tiene colecciones. Hay quienes publican humor, hay quienes publican teatro. Lo que yo hacía cuando no conocía tanto las editoriales era ir a las librerías y ver qué libros había que sean similares al que yo había escrito. Entonces, a lo mejor en esa colección podía interesar mi libro. Después, averiguar quién es el editor de esa colección y, antes era llamada por teléfono, ahora es un correo y ofrecer el material. No conozco al día de hoy otra manera de empezar que esa. En su momento era dejar el sobre color madera en recepción y esperar que con suerte alguien lo agarrara. Yo creo que la buena historia siempre encuentra el camino, que tarde o temprano si el libro vale la pena alguien lo va a publicar. Pero, Amelia lo sabe muy bien, a veces son años en que no tiene nada que ver con la historia. Hubo crisis en el país, apareció una pandemia o pasó lo que pasó y un libro que presentaste tarda cuatro o cinco años en ser publicado. Es un montón de tiempo. Con lo cual también es un trabajo de paciencia, de conocer cómo funciona el mundo editorial, querer ser parte de esto, soportarlo, y tener el libro ahí esperando todos estos años.
"La edición de libros de literatura infantil y juvenil" Conversación con la editora María Amelia Macedo Carolina Zunino: - ¿Qué particularidades tiene, no solo el momento de seleccionar y editar literatura juvenil, sino el momento de llegar con esos libros a ese público? María Amelia Macedo: -Acuerdo totalmente con lo que mencionó Vero. Lo que puedo agregar es que este tipo de libros es también para jóvenes. Son libros de literatura que puede leer cualquier persona y también los jóvenes. Tal vez porque los interpela en estas puntas que mencionó Verónica, pero no es especialmente dedicado. Por eso importa en qué colección está, porque le da un marco desde lo editorial. Y justamente los libros, sobre todo estos dos (Siempre nos estamos yendo y Los nombres prestados), son libros que también pueden leer los jóvenes, que pueden abordarse perfectamente en el colegio pero que seguro van a elegir los jóvenes para leer por placer, que no están asociados a lo escolar. Carolina Zunino:- ¿Cómo reciben ustedes lo que ocurre en las escuelas sobre el modo de leer, de seleccionar los libros, y el modo en que la literatura transita los espacios escolares? María Amelia Macedo: -Tenemos un departamento de promoción. Los promotores visitan los colegios y acercan los libros a los docentes que son los mediadores que después prescriben determinados libros. En general, tenemos un catálogo muy amplio que no está pensado específicamente para lo escolar. Vamos a lo escolar pero no es que armamos los textos o pedimos a los autores que nos escriban determinados textos para la escuela. No lo pensamos como un fin. Podemos ser más amplios literariamente y no buscamos un tipo de lectura escolarizada, con una funcionalidad. No somos de esas editoriales que piensan la lectura de una manera más ceñida o con una funcionalidad en particular. No revisamos la currícula para ver los temas que tenemos que buscar en los libros. Nos acercamos más desde lo literario. Carolina Zunino:- ¿Cómo se vinculan ustedes desde la editorial con esos fenómenos de la literatura que surgen en las nuevas plataformas digitales, como los booktubers, que son muy propios de los jóvenes que manejan las nuevas tecnologías? María Amelia Macedo: -Nos vinculamos un montón porque las plataformas de lectura funcionan de un modo maravilloso y generan millones de lecturas. De hecho, ahora nosotros tenemos un sello que está asociado con Wattpad. Hace ya varios años que hay libros que salen de Wattpad porque a veces los autores empiezan a autopublicarse. Son libros que funcionan y después las editoriales publican. Con todo lo que es promoción de la lectura, con la nueva era digital y sobre todo en estos últimos tiempos, hay montones de jóvenes que funcionan promocionando los libros. Aman lo que leen y son muy buenos promotores porque nada mejor para contagiar la lectura que el boca a boca, el entusiasmo por un libro que a uno le gustó. Es muy genuino eso. Últimamente, todas las editoriales pusieron mucho foco en booktubers, en youtubers, en bookstagrammers porque son quienes son escuchados por los lectores. Entonces, es importante verlo y acercarse. Carolina Zunino: -Los mecanismos de la recomendación ya tienen otros canales que no son ni la escuela ni los ámbitos tradicionales. Eso despliega un montón de espacios. María Amelia Macedo: -Sí. Son, además de esos espacios, otros espacios. También los autores, como Vero, que en estos últimos años, y más con la pandemia, colaboran muchísimo más en difundir sus libros. Verónica en estos días estuvo promocionando muchísimo desde sus redes este encuentro y yo también. Estamos todos muy cerca de las redes y de viralizar lo que nos convoca; se tornó una herramienta más y las editoriales nos acercamos a los booktubers y a los booktokers (porque están también en TikTok muy a full). Es potenciar lo que haga llegar los libros de un modo más fácil a los lectores. Carolina Zunino:- ¿Qué le recomendarías a un escritor que quiere publicar su libro? ¿Y qué le recomendarías a alguien que quiera dedicarse a la edición? María Amelia Macedo: -A alguien que quiera dedicarse a la edición, estudiar, formarse y leer mucho. Creo que es estar informado, muy instruido, capacitarse y seguir los carriles. A un escritor, depende de dónde surja el texto, cómo surja su proceso de escritura; pero suponiendo que es un escritor que ya tiene un manuscrito, que lo tiene revisado, que está conforme con ese resultado, que lo ha hecho circular, ha podido hacerlo crecer y ya ha pulido el texto de la manera que considera mejor, es tocar puertas, presentarse. A veces insistir. También ubicar ese texto dentro de un catálogo y ver a qué editorial corresponde acercarse porque a veces pasa que un texto no es para esa editorial. Y también no frustrarse porque hay momentos en las editoriales donde el armado del plan depende de tantas cosas que tal vez ese texto es un no para esa editorial, pero es un recontra sí para otra editorial que está en otro momento, que está en otras búsquedas, en otro proceso. Entonces, es llegar al mejor producto para mostrarlo a la editorial y una vez que está convencido, insistir, probar y no frustrarse. Y obviamente seguir estudiando, procesando, analizando ese texto si realmente falta todavía para el trabajo.
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