Victoria Rico
Entrevista a Soledad Quereilhac
“Es realmente en páginas de revistas y diarios donde encontramos un corpus literario”
Instituto del Desarrollo Humano – UNGS
El jueves 26 de septiembre de 2019, en el marco de la presentación del proyecto ahiRa, entrevistamos a la doctora en Letras Soledad Quereilhac. ahira. Archivo Histórico de Revistas Argentinas agrupa a investigadores de letras, historia y ciencias de la comunicación, que estudian la historia de las revistas argentinas en el siglo XX. Este proyecto pone a disposición de les interesades, de forma libre y gratuita, un importante conjunto de colecciones digitalizadas de revistas y publicaciones periódicas, con sus índices completos y, además, incluye el acceso a los artículos críticos que las tienen como referencia.
¿Cómo surgió el proyecto ahiRa?
El proyecto ahiRa surge inicialmente de lo que los integrantes, investigadores en historia cultural argentina, egresados originalmente de Letras, Historia y Comunicación Social, investigábamos en el Conicet y también en nuestros proyectos de investigación grupales (UBACyT), en donde teníamos en las revistas culturales y literarias −también algunas políticas (sobre todo el caso del anarquismo a principio de siglo)− nuestro objeto de estudio. Nosotros investigábamos en las revistas y las considerábamos una instancia fundamental para la investigación en Literatura, o en problemas vinculados a la cultura argentina en general, dado que en las revistas quedan registros de los debates estéticos, ideológicos, polémicas entre grupos, además de que fueron soporte publicación de una zona importante de la Literatura argentina hasta, te diría, la década del 50; son casi un medio principal de comunicación en relación a la menor proliferación del libro, y bueno, a medida que va avanzando el siglo, la industria editorial se consolida más. Es realmente en páginas de revistas y diarios donde encontramos un corpus literario. Entonces estos investigadores que nos dedicábamos a trabajar con las revistas y que, ya por fuerza de nuestro propio trabajo, veníamos fotografiando revistas, escaneándolas, levantándolas con diferentes tecnologías, a veces no completas pero sí −por lo menos− levantando todos los textos que nos iban armando nuestro mosaico, nos pareció interesante poner a disposición ese material para otros investigadores.
Claro, no solo la importancia de conservar este archivo de revistas sino también la posibilidad del acceso abierto a todas y todos a través de internet…
Seguro. De todas maneras, si no tenés pleno acceso a internet también es cierto que vos te podés bajar todo, porque no es una hemeroteca plenamente online, vos tenés la posibilidad de bajarte todo y que te quede en tu disco.
Ah, ¡qué bueno eso!
O sea que el acceso a internet es esporádico, digamos. Si tenés paciencia y ponés a bajar todos los PDFs, te queda toda la colección completa. Para nosotros, es casi una tarea de patrimonio cultural y también de puesta en valor de esas revistas, que si vos no las rescatás no las ve nadie más, porque la revista está hecha para intervenir en el presente. Entonces, nadie va a ir a leer un cuento a una revista vieja, no hay nada más viejo que una revista vieja, digamos que de alguna manera pierde actualidad. Ahora, poniéndola en esta hemeroteca virtual, armando los índices, los estudios, las ponemos en valor y conservamos también nuestro patrimonio cultural. Y, para nosotros, es muy importante la gratuidad, el libre acceso, la guía, o sea la valoración de esas revistas, porque por ahí hay gente curiosa que quiere ver pero no sabe por dónde empezar, entonces hay que hacerles una presentación de qué época fue esa revista, quiénes escribieron y también facilitarles el rastreo a aquellos que quizás les interesa un autor, y entonces lo pueden encontrar en alguna de esas revistas. Pueden ver que ese autor no solo publicó libros, poemas, o fue docente o fue editor, sino que también pasó por esta revista.
Sí, totalmente. Y, ¿cómo se define la integración de una revista al archivo? O sea, ¿qué criterios toman?
Originalmente subíamos lo que teníamos, no había un criterio muy claro. Por un lado, nos interesaba poner a disposición revistas insólitas, poco conocidas. Empezamos con tres números de una revista que se llama El cielo, que editó César Aira, muy tempranamente en los ’60, y que nadie conocía. Después nos interesaba una revista que se llamó Destiempo, que es la primera revista que editan juntos Borges y Bioy, cuyo apoderado es el encargado del edificio en el que vivía Bioy Casares (entre risas). Las revistas son artefactos poco inscriptos en lo formal, a veces se hace una revista y no tiene derechos de autor. Pero, al mismo tiempo, también nos interesaba reunir colecciones completas de revistas que habían marcado un hito en nuestra historia cultural, cuya colección no estuviese disponible. Por ejemplo, de la revista Crisis se había hecho una antología en la Universidad de Quilmes, la Universidad tiene una serie que se llama la Ideología argentina que dirigió Terán y que se dedicó a compilar facsimilarmente revistas argentinas en papel; entonces claro, una revista como Crisis que salió durante tantos años, quizás no hubiese trascendido tanto si no hubiesen convocado tan buenos escritores. Por ejemplo, la revista Multicolor de los sábados del diario Crítica, diario sensacionalista, amarillista, es un suplemento cultural, un suplemento literario que salió durante dos años, pero escribieron Borges, Petit de Murat, Raúl González Tuñón, Víctor Guillot, o sea grandes escritores de los años ‘30 que publicaron textos excelentes. Ahí entonces dijimos, bueno, que estén a disposición también…
Sí, además si no lo recuperan queda perdido…
Perdido y, además, nosotros agarramos el tránsito del papel a lo digital, la revista Multicolor los sábados estaba editada facsimilarmente en papel, y yo creo que esa tarea es muy necesaria, pero es incomparable la llegada que tiene lo digital. Entonces, no nos superponemos, el que la quiera tener en papel y lo puede pagar, se la va a comprar, obviamente que es mejor que leer en pantalla, pero pongámosla a disposición. Entonces, el criterio era bien visible: pongamos grandes revistas importantes que no estén en ningún lado o pongamos rarezas que sabemos que va a aportar a los interesados, por ejemplo, en Aira, o en Bioy… Y no queríamos superponernos con la Biblioteca Nacional, cuando la gestionaba gente seria, no ahora que está desguazada, un desastre, y de hecho creo que han quemado las ediciones facsimilares de revistas…
Ah, ¡¿las quemaron?!
Bueno, yo escuché al Ministro de Cultura Avelluto decir que es una pérdida de dinero y de tiempo reeditar papeles viejos. Literal. Y sí, sé que las están regalando y vaciando los lugares que ocupan las ediciones de la biblioteca. Y también estaba “Trampalabra” en la Biblioteca Nacional, un sitio que ahora está muy descuajeringado, pero en su momento empezó a ser un buen reservorio digital, no solo de revistas, sino también de incunables, partituras, correspondencia. Después está el CEDINSI, que dirige Tarcus, que también sube revistas…
Y actualmente, ¿tienen algún criterio o no? Sigue siendo así como aleatorio…
Ahora tenemos un criterio más ambicioso. Queremos abarcar un criterio amplio de revista cultural y hasta ya nos estamos abriendo a revistas masivas, porque nos es artificial armar solo una de Letras, porque Caras y Caretas ¿es un semanario literario? No, entre otras cosas sí, pero no era exclusivamente literario, no lo vamos a subir porque ya lo subió la hemeroteca digital de España, ¿no? Excelente, pero bueno, Fray Mocho lo podríamos subir, el lugar lo está haciendo la Biblioteca Nacional, ¿son literarias?, ¿son culturales? Entre otras cosas sí, pero también son semanarios de actualidad, son re importantes porque la Literatura también ha transitado por esos espacios, y ahora estamos subiendo revistas de cine. Nos interesan también las revistas de poesía, las revistas de ciencia ficción…
Claro, es amplio. Es muy difícil dejar afuera…
No queremos dejar afuera, ahora yo voy a digitalizar la revista Caras y Caretas, la última etapa, la de los 50, no la contemporánea. Subimos Forastero, que es una revista de cómic… Así que el criterio ahora realmente es amplio.
Y, en este sentido, ¿cuáles son los aportes del AhiRa al campo de los estudios literarios?
Creo que es un aporte de fuentes, de insumos, de materiales ¿no? Tanto en relación a los facsimilares, es decir, a ofrecer el corpus de la revista (nuestro criterio siempre es subir colecciones completas, las subimos incompletas solo cuando nos faltan algunos números), pero también nosotros hacemos una intervención sobre ese material, nos sentamos horas y horas a escribir los índices: si bien muchas revistas tienen sus índices, nosotros los hacemos mucho más completos para que sean una herramienta de búsqueda, para que en tu buscador te salte si está González Tuñón en una revista, por ejemplo. Gracias a nuestro índice, el buscador lo puede encontrar…
Permite el acceso más rápido…
Claro, porque por ahí no te interesa la revista, sino ese autor o el tema. Y también hacemos presentaciones, a veces breves y a veces son artículos. Eso es lo que brindamos. Y después, en una tercera instancia, una de las solapas de nuestro sitio es Estudios críticos, entonces les pedimos a todos los autores que hayan escrito sobre revistas argentinas que nos permitan subir textos que ya están publicados. La mayoría incluso está disponible en internet, pero nosotros los centralizamos. Entonces, también tenemos una biblioteca de estudios críticos…
En relación con tu trabajo como investigadora, ¿cuáles son las razones por las que decidiste formar parte de ahiRa?
Y… vengo trabajando con Sylvia Saítta, que es la directora de ahiRa, desde que era estudiante de grado… vengo trabajando con ella que dirigió lo que en la UBA se llaman adscripciones, como primer ensayo de investigación en una cátedra en la que ahora soy profesora. Entonces, empecé a trabajar con ella y descubrí un poco esta perspectiva de trabajo, pero también en los grupos interdisciplinarios en el instituto del que formo parte, que es el Instituto de Historia argentina y americana Ravignani, también de la UBA. Ahí confluimos investigadores en Letras, en Historia, Sociología… y es en esa perspectiva interdisciplinar que yo descubrí que las revistas, así como otros materiales −las correspondencias de escritor, los diarios de escritor, digamos… todos los “afueras” del texto− aportan mucho a la lectura de los textos para entender cómo se producen en su contexto, con quiénes dialogan. Fue en un cruce de conocerlos y trabajar bajo su dirección como becaria, después doctoral, pero también con colegas de otras disciplinas que me permitieron volver a la literatura pero con una perspectiva más interdisciplinar y no tanto con las herramientas de la crítica y la teoría literaria, de las que una echa mano por supuesto, pero mi marco teórico es más amplio: me parece que yo puedo enterarme mucho más de lo que dijo la literatura de un período si la sitúo en época… Eso es lo que a mí más me interesa y además me interesa el perfil del sujeto autor o autora, de dónde viene, con quiénes se agrupó, qué más hizo durante su trayectoria intelectual. Las revistas te ofrecen el material para eso.
Vos me comentabas que forman parte integrantes de Comunicación, Historia, Letras… ¿se asignan las tareas así por cada disciplina, por cada área, o no?
No… estamos entre todos, porque también hay alguien que trabaja mucho en cine y que es profesor de guión en la Universidad de las Artes, por ejemplo. Quizás sí tenemos ciertas actividades; yo trabajo mucho las fantasías científicas, entonces, siempre agarro las revistas de ciencia ficción, pero no es lo único que tomo. Nos gusta también saltar a textos desconocidos, porque uno ya tiene como una metodología y también te va formando, un investigador no solo investiga de algo que más o menos maneja, también se lanza al vacío de lo desconocido, porque tenés que seguir aprendiendo o, si no, no ampliás tu campo de estudio, de observación. Entonces, yo lo tomo como una instancia de aprendizaje también…
Un puente entre la investigación y la escuela
¿Creés que se podría pensar en una transferencia de la investigación al aula de escuela media?
Sí, hay un potencial enorme. En la escuela media se trabaja mucho el tema de los géneros discursivos, algunos desde una perspectiva más amplia, otros por ahí más sistemática, pero siempre está como ítem. No hice un barrido exhaustivo de los programas, pero tengo presente, sobre todo por mis colegas que dan en media, que la idea de los tipos de discurso o géneros discursivos en sentido más social es algo que se enseña o las funciones predominantes en ciertos discursos. Entonces, cuando se trabaja el discurso periodístico, me parece que las revistas culturales son un interesante laboratorio, porque no es el periodismo de actualidad, el que transmite la noticia, la información, pero no dejan de pertenecer al periodismo en un cruce de intereses culturales, literarios, artísticos o políticos. Entonces, uno puede estudiar no solo los contenidos, la forma “revista literaria”, es una forma en la que se comunican temas específicos de las revistas literarias, es toda una forma de intervención en el presente. Gabo dice que las revistas literarias tienen su sintaxis, es una metáfora, pero es cierto encontrar una estructura, un orden de los elementos, un orden formal que solo lo tienen las revistas literarias/culturales, ¿no?, porque abramos un poco también la categoría. Entonces, en la escuela se puede trabajar desde el punto de vista formal, por ejemplo, el editorial. Las revistas de vanguardia serían excelentes para trabajar en la escuela media, porque vos podés ver el texto más programático de una revista de vanguardia, porque dice: “Hola, acá estamos nosotros, que pensamos esto del arte, que venimos a hacer tal cosa que nacemos contra tales otros, queremos desterrar esta forma de arte y proponer una nueva”; entonces, en el contenido también se puede ver si esa nueva forma de arte realmente la están concretando, si es homogéneo ese grupo… y ahí tenés un trabajo enorme. Después hay trabajos más finos, pero en las revistas vos tenés un registro del presente muy inmediato, pero no al nivel de la noticia, sino un poco más sutil, por ejemplo del humor de una época, con qué se puede hacer humor. O cuál es la forma, ciertas implicaciones del lenguaje para la polémica, para la pelea con el otro. Y en la secundaria pienso sobre todo eso, las revistas de vanguardia, los programas, los manifiestos, las burlas a otros, no sé, la revista Martín Fierro para el secundario es re divertida, por ahí las de izquierda son un poco más densas y solemnes (entre risas), porque no recurrían al humor, pero está bueno porque son libertarias, de lucha, de interpelación al otro, para ver también las ilustraciones que se incluyen…
Nota
Soledad Quereilhac es Doctora en Letras por la Universidad de Buenos Aires, donde se desempeña como docente e investigadora en la asignatura “Problemas de la literatura argentina”. Es Investigadora Adjunta del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) e integrante del Instituto de Historia Argentina y Latinoamericana “Dr. Emilio Ravignani” (UBA-CONICET). Es autora del libro Cuando la ciencia despertaba fantasías. Prensa, literatura y ocultismo en la Argentina de entresiglos (Siglo XXI, 2016).
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