Museo Evita: 20 años de divulgación. Desde la afectividad y la construcción colectiva de la figura de Eva Duarte
Instituto del Desarrollo Humano, UNGS
En ocasión de cumplirse 20 años de la inauguración del Museo Evita, ubicado en Lafinur 2988, en el barrio de Palermo, nos acercamos a descubrir el espacio dedicado a la figura de Eva Duarte de Perón. Más allá de lo que ofrece el Museo, nos abocamos a explorar este espacio como institución de investigación histórica. De esto y mucho más dialogamos con Romina Martínez.
Romina Martínez es Vocal titular III del Museo. Además, es Profesora en Historia egresada de la Universidad Nacional de Luján con Diploma de Honor y Maestranda en Enseñanza de la Historia en la Universidad Nacional de Tres de Febrero. Ha sido becaria de investigación, categorías Iniciación y Perfeccionamiento, de la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Universidad Nacional de Luján. Integra el Programa de Estudios en Política, Historia y Derecho del Departamento de Ciencias Sociales de la UNLu y el Grupo de Estudios de los Procesos Políticos de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Formadora de formadores en los niveles universitario y terciario, también se desempeñó como profesora en el nivel secundario.
¿Cómo podemos definir o caracterizar al Museo Evita?
El Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Eva Perón (INIHEP) fue creado por decreto en 1998. Dentro del Ministerio de Cultura hay 23 museos y 8 institutos, entre estos el sanmartiniano, el yrigoyiano, el belgraniano, el último en crearse fue el Dorrego. El nuestro es el primero y el único dedicado a la figura de una mujer. La misión del INIHEP es investigar, divulgar y difundir la vida y obra de María Eva Duarte de Perón. El Instituto tiene muchas áreas: el área de investigación, biblioteca y archivo; de educación y capacitación; mundo digital; de comunicación; editorial y el área museo evita. El Museo Evita es un área más dentro del Instituto, abierto al público, pero es el más importante para la divulgación. Todas las demás áreas lo alimentan como un dispositivo de divulgación, y a diferencia de otros museos que al interior tienen áreas, este no las tiene, además, otros museos no se encargan de hacer investigación. El museo cuenta con una asociación de amigos sin fines de lucro (Asociación Museo Evita) que colabora para su existencia, pero depende del Estado, del Ministerio de Cultura y de la Dirección de Gestión Patrimonial. En el área de investigación trabajan historiadores, sociólogos, politólogos, psicólogos, gente de letras; trabajamos interdisciplinariamente. En términos ejecutivos hay una coordinación general y una presidencia ad-honorem- por la propia figura de los institutos nacionales- a cargo de Cristina Álvarez Rodríguez. El Museo tiene la particularidad de ser fundamentalmente biográfico.
¿La exposición es permanente?
El museo cuenta con 12 salas de exposición permanente y una sala de exposición temporal. La muestra sobre los 20 años del museo fue la primera vez que se abrió el archivo institucional en el marco de una exposición. Además, el área digital generó un libro que compila todos los discursos de Eva al movimiento obrero, el área de investigación investigó sobre eso y Mundo Digital lo compiló. Así trabajamos de manera coordinada, eso se hace para que luego el museo lo incorpore a las salas de exposiciones.
Contamos con una biblioteca especializada, con una colección de los objetos privados de Eva que es única. Su biblioteca es nuestro segundo gran tesoro. Esa área editorial también genera la feria del libro de temática peronista. Hace 13 años que se hace con el objeto de divulgar investigaciones sobre la historia del peronismo que no necesariamente produjeron los institutos nacionales. Se hace en la sala de exposiciones temporales y en el patio del museo, no se le cobra el espacio a las editoriales, las cuales pueden vender sus libros. En el auditorio se realizan las presentaciones de libros de reciente edición.
¿A qué te referís con textos no producidos por los institutos nacionales?
Hace 15 años los estudios sobre el peronismo venían fortaleciéndose y en ese momento se pensó que la feria fuese como un foro de divulgación de trabajos universitarios. Todavía las universidades en el conurbano no eran lo que son hoy, no hacían los eventos que hacen hoy. Después, las universidades fueron creando sus propias ferias del libro, sus propios eventos, también los municipios. En su momento esos espacios no existían y el peronismo no estaba aún dentro del canon de lo que era la feria del libro de Buenos Aires.
¿Se sigue trabajando con las universidades?
Sí, de hecho viene la red de editoriales universitarias. Trabajamos desde el área de docencia y capacitación articulando distintos programas para que lxs estudiantes realicen visitas específicas con las carreras que cursan, visitas enfocadas según la demanda. Ahora está viniendo gente de la carrera de enfermería de Hurlingham, además del recorrido habitual, el área de educación planifica un taller específico con materiales de archivo, en el que se trabaja la historia de la enfermería durante el peronismo, En otros casos trabajamos temas como la actividad universitaria, la constitución del ´49 o el primer plan quinquenal. Es decir, el museo funciona como una excusa con la que lxs invitamos a venir, después se planifica a través de las áreas qué hacemos y se profundiza. Lo pensamos como un espacio para todas las personas.
¿Cuál es la impresión de lxs visitantes sobre Eva?
Todos tenemos en la familia una abuela gorila o peronista. Siempre hay algo ligado a la historia familiar. En las charlas sobre Eva siempre surge la anécdota, alguien levanta la mano: “mi mamá… mi tía recibió…”. Hay algo ahí del mundo de las afectividades. Pueden ver acá en el museo lo que pasa con la gente, hay algo del orden de la afectividad, de la emoción. Cuando me refiero a emoción, me refiero al sentido amplio de la palabra, pero eso estaba atado con algún tipo de trayectoria personal o familiar.
¿Y con el público extranjero?
En cuanto al público extranjero esa trayectoria estaba atada con otros lenguajes que divulgaron la vida de Eva, sobre todo el cinematográfico, el teatro y el musical. Mucho público extranjero que se enteró de quién era Eva por un musical de Broadway o por la miniserie estadounidense de los ‘80 de FayeDunaway o por la Evita de Madonna.
¿Pero el museo tiene que reelaborar esas miradas, no?
Acá hay una relación que ustedes suelen hacer más que nosotrxs, la de qué pasa con otras narrativas y la divulgación de la figura. Yo, no como institución, pero sí como Romina me amigué con esas narrativas, les di la vuelta porque entiendo que siguen operando, es una manera de leer. Por qué, porque eso le generó a mucha gente la intención de llegar a esta casa y encontrar un relato histórico. Eso nos da la oportunidad de decir “esto es todo lo que vos conocés, lo que vos sabés, nosotrxs acá tenemos para ofrecerte esto que no forma parte de eso, porque eso tiene otra lógica, otro fin, otro método y estos son los nuestros”.
¿Y cuándo exponen en otros países?
El museo ha estado en muchas exposiciones en el exterior: En EEUU; Chile; Venezuela; Brasil. Pero también estuvo en lugares más raros como Moscú y Vietnam. Lugares muy disímiles con respecto al marco de las referencias culturales de una sociedad como la nuestra. Es lógico que EEUU quiera traccionar una exposición sobre Eva, es allí una figura muy conocida, pero que la conozca unx vietnamita ya te demuestra la dimensión de la figura de Eva a nivel internacional. Y es nuestra oportunidad para decir, además, que no cantaba, y que es una líder política.
Hay una restitución de su liderazgo político también a nivel social, en parte porque aparecieron más estudios históricos sobre su vida. Los estudios de Carolina Barry han sido pioneros en el sentido de haber restituido ese liderazgo de Eva respecto a las mujeres peronistas, aunque todavía falta, por ejemplo, el de Eva con respecto a la CGT. Lo cierto es que nosotrxs veíamos que ese público estaba envejeciendo, entonces, comenzamos 4 o 5 años antes de la pandemia con una fuerte mirada puesta en el público joven.
¿El sentido, cuál sería?
El sentido primero es que muchxs jóvenes no conocían quién era Eva en general, ya habían perdido esta trayectoria familiar de la que hablábamos antes; después, el cambio vinculado al tiempo histórico en las nuevas generaciones, en la era del microrelato es diferente la noción del pasado para lxs jóvenes, hay jóvenes que no saben quién es Menem o qué fue el 2001 y pese a estar Eva en los billetes de 100 pesos tampoco sabían quién era, tiene que ver con una relación con el pasado, no con Eva en particular. Entonces, como nuestra misión es trabajar a Eva y no todo el pasado, empezamos a salir un poco de esa relación más vinculada a la memorabilia y empezar a entender cómo podemos hacer un puente entre Eva y las nuevas generaciones. Preguntamos después del recorrido qué opinión les generaba el museo, la mayoría de las personas decían que Evita inspira, más allá de las miradas e impresiones.
¿Por eso “inspiración” fue la palabra clave en la exposición del centenario de Eva?
Sí, “Nuevas luchas, la misma inspiración. Evita es hoy.” Trabajamos el concepto de que Eva sea una figura inspiradora porque ella fue una mujer que dio vuelta su propio destino. Eso se ve al recorrer el museo. El objetivo es que su vida sirva de inspiración, decimos que ella dió esas luchas, las de su tiempo, las de su contexto, con las herramientas que tuvo. Bueno, ¿cuáles son hoy las nuevas luchas? Queremos que la vida de ella funcione como inspiración en la construcción colectiva hacia adelante.
Si ustedes miran nuestras redes sociales, van a ver que hay posteos vinculados a cuestiones de género y crisis climática. Decidimos posicionarnos respecto a estas cuestiones. La vida de Eva nos ha inspirado a entender que estas son nuestras luchas presentes. Cada unx elegirá si es personal o colectiva. Cuando se ingresa al museo se ve un video que funciona como preámbulo en la primera sala, este muestra una serie de valores que también nacieron de nuestra consulta pública, de esas respuestas salieron esos valores- categorías saturadas- que Eva representa coraje, el museo es bello, la solidaridad, la igualdad, una serie de valores que su vida representa. Esa exposición “Evita es hoy” trabajaba con esos conceptos, con imágenes en relación a esos conceptos y con la síntesis biográfica.
¿Surgió la necesidad de pensar a Eva en las luchas de hoy?
Sí, empezamos a ver que Eva estaba en otros lugares. Sobre todo en las marchas de Ni una menos, en la marcha del orgullo, en el movimiento de Micaela García. Marchando nos dábamos cuenta de la presencia de Eva en las juventudes. Entonces, nos dijimos: Eva está más allá de nosotrxs, está latiendo, hay un montón de personas que no la conocen pero hay un montón de jóvenes que la están tomando, empezamos a trabajar con ellxs. En la pandemia hicimos un par de videos en Instagram sobre soberanía alimentaria con investigadoras muy jóvenes del CONICET. También, con el grupo de mujeres jóvenes que estaban peleando la federalización del fútbol femenino. Empezamos a trabajar con mujeres que son como Eva. Pensemos que Eva llega a Buenos Aires a los 15 años y se sindicaliza como actriz a los 19, a los 20 ya estaba participando en un gremio. Estamos pensando en esa inspiración de su vida. Por eso empezamos a dialogar con ellxs. Cualquiera de nosotrxs podría ser, ella lo que tuvo fue un contexto de país, que no fue el peronismo, eso hay que generarlo, tampoco es magia.
Entonces, ¿hay que pensarla escindida de la figura de Perón?
Eso es lo que explica en realidad el flechazo con Perón, más que otra cuestión, es ridículo pensar que cualquiera podía pegar un codazo y sentarse, nadie podría sentarse al lado del vicepresidente de la Nación porque tiene ganas. De hecho, podrían haber tenido una relación no formal. Probablemente ese amor haya sido el entender la lucha en la misma clave. Ella podría haber sido una primera dama tradicional ¿Quién le iba a pedir más? Es más, podrían haber pedido menos, incluso dentro del propio peronismo.
La militancia viene, ¿qué pasa con el otro público?
Convivimos con el otro público, vengan a ver (salimos al balcón desde donde se ve el restaurante del museo con salida a la calle): este es el otro público, con él convivimos, estamos en Palermo. Elx simpatizante viene y también elx curiosx también. El museo siempre se pensó como un museo, por supuesto político, pero no partidario. Históricamente desde el día en que nació se pensó para que no sea una unidad básica. Existe un museo de la militancia en Benito Juárez, una Casa cultural vinculada a Evita que depende de la provincia de Buenos Aires; la Casa Evita de Los Toldos que ahora tiene dependencia provincial, antes era municipal; el museo de los trabajadores de La Plata que es una regional de la CGT de nombre Evita pero está más vinculada a la historia de la militancia peronista; el espacio que armó gastronómicos en Av. de Mayo; la sala Eva Perón del CCK, otro hito que habla de Eva desde otro lugar.
En uno de los videos de la exposición van a ver que Cris misma, la presidenta, en la inauguración dice: “soñamos con un museo argentino abierto al mundo”. Por eso tenemos que poder dialogar con mucho público, con la militancia, con la no militancia, con el barrio. Al barrio al principio le costó pensar que acá iba a haber un museo, pero como nosotros tenemos mucho público extranjero, se quedaron más tranquilos y vieron que no iba a haber una unidad básica, ni choripán en la vereda (risas). El choripán lo hacemos en la terraza para nosotrxs, literalmente, hay un chulengo arriba. Pero el barrio se acostumbró a la existencia del museo, lo incorporó. Ahora el barrio tiene un polo gastronómico enorme.
¿Y la relación cómo es?
Super positiva, muchxs son usuarios del restaurante y ustedes van a ver que al lado hay una sala infantil, que fue puesta como estrategia para que crucen la puerta mientras los adultos van a los baños. Esa sala infantil hace que mientras la gente del barrio los domingos esté comiendo en el restaurante, lxs chicxs estén jugando, o sea fue como invitarlxs a pasar, a conocernos y que puedan entender que es tan espacio público para ellxs como para cualquier otra persona.
Y otra cosa fue un trabajo de muchos años. Hacer talleres para pasar el invierno, que son para lxs chicxs del barrio también; tan destinatarixs de una política pública como lxs chicxs del no barrio. Hacíamos el trabajo de llevar los flyers a las porterías, a las escuelas, todo puerta a puerta.
¿Nunca hubo un rechazo violento?
No, fijate, si caminás por afuera que no hay vandalismo en las paredes. Una sola vez en pandemia, durante la muestra “Atravesadxs” de Eleonora Ghioldi, sobre víctimas de femicidio, rajaron un banner, pero no es algo que le podamos atribuir al barrio. En 20 años nunca hubo un acto puntual de vandalismo. Algo que sí ha pasado en las universidades, por ejemplo, con cuadros de Eva. Pero acá nunca pasó. Sería para pensarlo.
¿Tendrá que ver con la zona?
Claro, pero acá funcionaba un hogar de tránsito de la fundación Eva Perón, por eso la casa es monumento histórico nacional. Eva compra esta casa y hace un hogar para mujeres con o sin hijos en situación de vulnerabilidad. Vivían estacionalmente aquí hasta que el problema se resolviera o se pudiera derivar para que no estuvieran en situación de calle. Es decir, la casa ya era un lugar simbólico, Eva lo compra simbólicamente porque esta casa era de una familia de la elite porteña. Es estratégico, estamos muy cerca de Retiro, hasta ese detalle, tiene que ver con la tecnología y la gestión. Esta sala y todas las que hoy son nuestras oficinas eran habitaciones en el hogar de tránsito, lo van a ver en las fotos. En 1955, la casa pasó a depender de la repartición estatal y estaba destruida, si entran al restaurante van a ver fotos de la intervención arquitectónica que se hizo y de la casa en los años ´96 – ´97. Entonces, para el barrio también fue restituir un espacio que estaba detonado. Al principio no sabían bien qué es lo que iba a venir, pero después vieron que el objetivo era también embellecer, porque lo es, por eso también la cuidan, porque forma parte de su propio espacio de vida.
¿También se atrae al turista?
Sí, siempre llegan extranjeros. Pero siempre nos interesó que el barrio se sienta invitado, se sienta bienvenido porque son nuestrxs vecinxs próximxs. Siempre lxs estamos invitando a cosas porque también estamos para ellxs, en función de esto que hablábamos sobre si viene la militancia o no. Estamos abiertos a todas las personas que quieran venir y preparados para recibir esa diversidad de miradas. La particularidad que tiene este museo es que este habla de una mujer política cuyo movimiento todavía hoy se presenta a elecciones. Eso no le pasa a Mitre, ni a Sarmiento, ni a nadie. Después discutimos qué pasa con el liberalismo argentino, pero acá es pancarta, está vivo. El museo nació en el 98, a la salida del menemismo, transitó el 2001 y se abrió en julio del 2002. En diciembre del 2001 explota el país y se pone en tensión cuál es el rol del peronismo y el museo pudo abordar todos esos contextos. Los 4 años de macrismo también. Lxs que estamos acá no necesariamente tenemos que votar al peronismo, nadie nos pregunta a quién votamos, estamos acá desde nuestro rol profesional o laboral, pero tuvimos en esos años un ministro de cultura del que dependíamos, el cual decía públicamente que su mejor golpe de Estado fue el del 55. –“Señor, usted no tiene que apoyar ningún golpe de Estado”. Ese señor fue ministro de cultura de este país, no fue contra las políticas culturales, fue contra todas, entre esas esta casa también. Y esa manera de entendernos, de estar abiertos al mundo, que siempre generó alianzas estratégicas con otros espacios y demás fue lo que protegió la casa. Si nos hubiésemos planteado como un lugar específicamente para la militancia ya nos hubiesen cerrado. Es lo que consideramos que tenemos que hacer, pero también, consideramos que es la mejor manera de sobrevivir en el tiempo. Al ser una dependencia estatal cualquier gobierno podría decir “ahora el guión es este, la curaduría es esta, la mirada es esta”, porque eso pasa, tiene que ver con los usos públicos del pasado. Por eso, este es un instituto nacional aunque tenga la impronta de museo. El instituto siempre trata de generar conocimiento histórico con las herramientas que la disciplina otorga, el uso público del pasado es otra cosa. Entendemos muy bien qué es, cuáles son sus reglas, pero nuestra función es producir, divulgar, acompañar. Por eso la biblioteca para nosotros es tan importante, es nuestra fuente de estudio.
¿Cómo crees que debemos pensar La razón de mi vida, cómo literatura o cómo fuente histórica?
Es un lindo ejemplo para desarmarlo como texto literario. Yo tengo tensión con la fuente por el propio contexto de su construcción. Ese estilo literario viene muy de la mano del folletín, no estoy acostumbrada a esa literatura y es muy interesante para trabajarla desde lo literario. Lo que no haría sería trabajarla como un sinónimo de la realidad.
La razón de mi vida era el pico de producción editorial de esos años y se dispara, es decir, no hay persona en el país que no haya tenido una Razón de mi vida en la casa. Nosotrxs trabajamos con otra discursividad de Eva que no sea solamente “La razón de mi vida”, libro que tiene su contexto de producción. Está muy presente en el recorrido del museo porque obviamente es lo que la gente, no sé si lo leyó, pero por lo menos reconoce. Porque por ahí estaba en muchas casas pero era un libro objeto, esos libros que se ven pero no se leen. Hay muchas herramientas de crítica literaria que la han abordado de manera muy inteligente. No voy a ser yo la persona que lo haga, porque no es lo mío y aparte porque hay otros libros que se editaron últimamente sobre el contexto productivo.
Hablabas de las narrativas, ¿se notó eso con la serie Santa Evita?
Nosotrxs como organismo oficial del Estado nacional somos centro referenciador, incluso para producciones privadas como la de Disney. De hecho, Natalia Oreiro vino acá, tuvo varias entrevistas con Santiago Regula. Después, la productora elige su texto, su guión, nosotrxs no tenemos nada que decir en términos históricos al respecto, es una producción y expresión artística. Sí es cierto que cuando surgen producciones como la de Santa Evita, con Disney produciéndola, se vuelve a poner la figura de Eva sobre la opinión pública. Pero se toman cosas ya muy tradicionales sobre Eva, sus orígenes o el derrotero del cuerpo, muy poco sobre su vida política. Y eso sigue generando esa tensión de desdibujar su liderazgo político, como si entendiéramos que en ese origen hubiera una marca originaria que la lleva a generar determinadas cosas. Eso pasa solamente en la biografía de una mujer, no pasa con un hombre. Opera como ejercicio biográfico, después el recorrido de terror y en el medio no hay superproducción, hay alguna pero no tiene el mismo presupuesto. Un ejemplo es Cartas a Eva de canal 7. También hay que tener en cuenta que la Evita de Madonna no tiene nada que ver con la vida de Eva. Hay que tomar dimensión que Madonna hizo un casting para interpretarla, no es que vinieron y le rogaron, quiero decir que la vida de Eva genera “wow” y después lo que surja de ahí.
¿A veces queda lo banal?
Sí, quizá la pregunta sería si no es la banalidad del mal, porque es un hecho cierto, el cuerpo desapareció, lo escondieron, lo embalsamaron, todos esos son hechos reales. Después la novela de Tomas Eloy Martínez es una novela, es un hecho literario.
¿Se le quita relevancia a la figura política?
Hay que relacionar esto con cómo entendemos a los líderes políticos. El museo también sirve para entender cómo se construyen los líderes políticos, como respetamos los liderazgos políticos. No es la primera vez que en este país fuimos contra un liderazgo político, no pasó el otro día en la casa de Cristina y nada más, no fue un hecho aislado.
Me dio mucha bronca a mí como mujer nacida en los 80, criada en la pos dictadura, que hayan sido 2 jóvenes, si eran personas de 60 a 70 años era otra cosa. Si hubiese sido Rodríguez Larreta, por decir alguien, me hubiese causado la misma sensación. Y eso también tiene que ver con las características de nuestra lectura política. También, es cierto que la figura de Eva lo ha logrado, además, murió muy joven, propio de la construcción de lo mitológico.
¿El mito siempre está presente?
Omar Acha en su libro “Crónica sentimental de la Argentina peronista” dice que el peronismo es doctrina, es identidad política pero también es Estado. Como trabajadora de esta casa tengo que tener herramientas para abordar públicos tan diversos porque a veces les estoy hablando de identidad política y a veces les estoy hablando de la doctrina. Acá viene gente que sabe más que yo. Viene Pérez Esquivel seguido, ha venido la propia Cristina Fernández de Kirchner, y yo que le voy a explicar a Cristina, la tiene clarísima. Y después viene mi hijo que le importa otra cosa. Ese libro me sirvió para trabajar en las secuencias y los pliegues, porque acá tenemos 5 minutos para generar interés en los recorridos. Acha plantea que el mito es real, no se está refiriendo al mito en general, sino a la construcción mitológica del peronismo en particular. El mito al estar repetido y repetido, se convierte en real. Por eso, el museo se tiene que hacer cargo, no solamente trabajar con los documentos históricos escritos.
¿Eso es hacer revisión histórica?
Claro, el museo pasó por su propia construcción, su propia actualización historiográfica, pensemos que nació como instituto nacional, eso quiere decir que está muy vinculado desde su nacimiento con el revisionismo histórico. Y después llegamos nosotrxs, una generación formada en la historia social, cultural. Hicimos nosotrxs la historia de las mujeres, ya venimos con la renovación historiográfica de la mano y eso trae otras herramientas porque es básicamente lo que le toca al país. Somos como la segunda generación, hijxs de esa renovación historiográfica a lxs que les toca hoy cambiar al museo pero que tiene que ver con la lógica propia del proceso historiográfico, no con la intención del instituto nacional de actualizar. También, esperamos que el día de mañana a algunx se le ocurra hacer un holograma de Evita, por ejemplo.
¿Por eso la necesidad de comenzar a apuntar al público joven?
Sí, empezamos con una experiencia de pasantías optativas del gobierno de la Ciudad. Nos centramos en que lxs jóvenes vieran lo que está pasando, que el museo es un espacio público cultural.Que pueden trabajar en la cultura; nuestro comunity manager es profesor de teatro, actor y estudió comunicación. Lo importante para nosotrxs es que ellxs tuvieran esa mirada. Por supuesto que trabajaron sobre estudios de públicos, visitas guiadas,herramientas; también hay chicas trabajando en la biblioteca. Pero está bueno que vean que trabajar en la cultura es una opción de vida y que no necesariamente tenés que ser historiador, por ejemplo. Para todo somos una excusa, el museo, la feria del libro son excusas para la divulgación. Si no tenés la mirada puesta en entender que la gente viene a los museos en sus espacios de ocio y entretenimiento, perdiste. Yo he ido a hacer capacitaciones al Bellas Artes a las 2 de la tarde y no hay nadie. Y es el Bellas Artes. Capaz que te vas a Colonia y recorres todo, pero estás acá y no vas. Será porque soy del conurbano y nunca tuve la ciudad cerca. Es simbólico también.
Bibliografía
Perón, Eva. (1951) La razón de mi vida. Buenos Aires: Ediciones Peuser.
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