Nejo - Nadando
“Pinchó la joda, pero salen unas birras”: procesos de lexicalización y gramaticalización en el español juvenil rioplatense
Instituto del Desarrollo Humano, UNGS
1. Introducción
Aunque existen numerosas representaciones sociales negativas que se asocian con la forma de hablar de los jóvenes ‒que éstos tienen un vocabulario muy pobre, que utilizan palabras indebidas o que no se entiende lo que dicen, por nombrar algunas‒, en realidad la variedad juvenil1 resulta muy rica e innovadora en cuanto al uso de la lengua, ya que presenta fenómenos diferenciales a nivel fonológico, léxico y gramatical (Kuguel, 2014). Si bien el habla juvenil se compone de diversos procedimientos léxico-gramaticales, nuestro trabajo se restringirá a construcciones propias del dominio verbal y, más específicamente, a los procesos de gramaticalización y lexicalización que intervienen en los usos innovadores de los verbos salir y pinchar:
(1) a. Salió pizza. b. Salió comer pizza. c. Salió que vayamos a comer pizza.
(2) a. Pinchó la joda. b. Pinchó salir. c. Pinchó que vayamos a la joda.
En este sentido, el presente trabajo se divide en un primer apartado de nociones teóricas generales, en donde presentamos los conceptos de gramaticalización y lexicalización. En el segundo apartado nos centramos en una descripción del fenómeno del verbo salir como verbo de acaecimiento, en usos como los de (1). En tercer lugar, analizamos los usos del verbo pinchar también como verbo de acaecimiento, como en los ejemplos de (2). Finalmente, realizamos unas reflexiones finales acerca de los usos de ambos verbos y la importancia del análisis de esta variedad para acercar la gramática al ámbito escolar.
2. Nociones teóricas generales
En cuanto a la noción de gramaticalización, Di Tullio (2003) recupera la definición de Meillet: “el término sirve para designar un cambio: «atribución de carácter gramatical a una palabra antes autónoma»”, es decir, se trata de un proceso gradual por el que una pieza con contenido léxico adquiere características propias de un elemento gramatical o un elemento gramatical asume nuevas funciones gramaticales. Por su parte, la lexicalización es el proceso que torna opacas las unidades complejas interfiriendo en la composición de su significado, aunque también suele aplicarse el término a la aparición de un nuevo significado en la misma forma léxica (Kornfeld y Kuguel, 2013).
Así, estos procesos contribuyen activamente a la variación diacrónica de una lengua. De esta forma, nos permitirán analizar los fenómenos en cuestión que resultan relevantes para caracterizar el habla de los jóvenes.
3. El caso de salir
Si buscamos el verbo salir en el diccionario, encontramos entre muchas otras las siguientes acepciones:
Salir. (del latín saliere, salir, brotar) intr. 1. Pasar de adentro a fuera. // 2. Partir de un lugar a otro. // 5. Aparecer, manifestarse, descubrirse. Va a salir el sol. El gobernador salió en la televisión. // 6. Nacer, brotar. Empieza a salir el trigo // 16. Dicho de una cosa: Ocurrir, sobrevenir u ofrecerse de nuevo una cosa. Salir un empleo. (Real Academia Española, s.f.).
Teniendo en cuenta esta entrada de diccionario, en principio, identificamos tres usos canónicos del verbo salir: como verbo de movimiento (3a), como verbo de aparición (3b) y como verbo de acaecimiento (3c). Asimismo, en el habla juvenil rioplatense se registra una nueva forma del verbo salir también como verbo de acaecimiento (3d), pero que, como veremos más adelante, difiere de las formas canónicas mencionadas anteriormente:
(3) a. Juan salió (verbo de movimiento). b. Salió el sol (verbo de aparición). c. Me salió una suplencia (verbo de acaecimiento1). d. Salió pizza (verbo de acaecimiento2).
En lo que respecta a las formas canónicas, observamos que, en el caso de (3a), salir es un verbo inergativo que indica el movimiento de un sujeto o entidad de un lugar a otro. En segundo lugar, en el ejemplo de (3b) advertimos un cambio en la estructura argumental y salir deviene en un verbo inacusativo, de aparición, que indica justamente la manifestación, aparición o el descubrimiento de algo. Este pasaje de verbo inergativo a verbo inacusativo podemos comprobarlo, por ejemplo, con el hecho de que salir como verbo de aparición admite participios pasivos (4b), que funcionan como modificadores del sustantivo, pero salir como verbo de movimiento, no (4a):
(4) a. *Salido Juan. b. Salido el sol.
A su vez, en el caso de (3c) observamos que salir funciona como un verbo de acaecimiento que indica el ocurrir de una cosa de manera inesperada. Por último, en el caso de (3d), expresión propia de la variedad juvenil, el significado de acaecimiento de (3c) permanece, pero ocurre otra modificación en la estructura argumental del verbo. Como observamos en los ejemplos de (5), en el primer caso el verbo salir no admite cláusulas de finalidad (5a), mientras que salir en el uso juvenil, sí (5b):
(5) a. *Salió laburo [para llegar bien a fin de mes]. b. Salieron birras [para festejar que aprobamos].
Esto indicaría que, pese a la cercanía semántica, estamos frente a dos usos distintos del verbo. En el primer caso, de uso canónico, salir funciona como un verbo inacusativo pleno, por lo que tiene carácter no agentivo y rechaza modificadores que indiquen algún tipo de propósito. Por el contrario, en el ejemplo de (5b) el verbo salir también funciona como verbo inacusativo pero ya no tan pleno, puesto que admite cláusulas de finalidad y, por lo tanto, tiene algún rasgo de agentividad. Es decir, implícitamente hay un agente que es el que lleva a cabo la acción. A continuación, nos centraremos particularmente en el análisis de este último caso.
Ahora bien, vamos a precisar algunas cuestiones sobre el uso de salir en el español juvenil. Observemos los siguientes ejemplos:
(6) a. ¿Tomamos una birra? b. ¿Sale una birra?
Si comparamos las oraciones de (6) podemos dar cuenta de que el significado conceptual transmitido es el mismo: en ambos casos un hablante está invitando a otro a tomar una cerveza. La diferencia entre (6a) y (6b) es el significado connotado, es decir, aquella información “extra” que se codifica en el ejemplo (6b) en tanto es una forma no canónica y pone en evidencia el grupo social al que pertenece el hablante, el grupo juvenil. Es decir, si bien los jóvenes pueden optar entre una y otra expresión, al utilizar la forma (6b) es posible reconocer que integran el grupo juvenil. A su vez, la comparación entre ambas oraciones revela que la expresión juvenil añade, además, un matiz de espontaneidad, es decir, acontece cierto evento que no estaba planificado y que resulta inesperado.
Ahora bien, este uso del verbo salir es monádico y solo selecciona un tema, que cumplirá la función de sujeto. Observamos que este sujeto puede realizarse como una oración no flexionada (7a), como una oración subordinada sustantiva completiva (7b) y como una construcción nominal con o sin determinante (7c). En este último caso, siempre se interpreta con valor eventivo, es decir, salen birras se interpreta como ‘sale tomar birras’:
(7) a. Después del parcial sale ir a tomar unas birras. b. Después del parcial sale que vayamos a tomar unas birras. c. Después del parcial salen (unas) birras.
Asimismo, podemos caracterizarlo como un verbo de acaecimiento (Kornfeld y Kuguel, 2013), ya que presenta muchas similitudes con ese tipo de verbos. En primer lugar, solo es posible en tercera persona tanto en singular como en plural (8a). Por otra parte, desde el punto de vista argumental, el sujeto es siempre un argumento interno, lo que explica la posición posverbal (8b) y el hecho de que admita participios pasivos (8c). Por último, desde el punto de vista semántico, la predicación es completada por el sujeto (8d y 8e):
(8) a. *Salgo yo / *Salís vos. b.*Unas cervezas salen. / Salen unas cervezas. c. Salidas las birras, festejamos que aprobamos. d.*Salió. e. ― ¿Salió ir a tomar mates? — Salió.
Los verbos de acaecimiento (ocurrir, suceder, acaecer, acontecer) son verbos que “describen la sucesión de un evento” (Mendikoetxea, 1999: 1607). Por tanto, suelen combinarse con nombres eventivos. En este sentido, Resnik (2010) señala que los nombres eventivos incluyen tres clases: los nombres eventivos deverbales, los nombres eventivos resultativos y los nombres eventivos no deverbales (NEND). A su vez, dentro de los NEND distingue cuatro subclases, basadas en el aspecto léxico: actividades, realizaciones, estados y logros.
En el uso juvenil del verbo salir, la combinación con las distintas clases de nombres eventivos es muy productiva. En cuanto a los NEND, observamos que puede combinarse con actividades (9a) y realizaciones (9b), pero no con estados (9c) ni logros (9d):
(9) a. Salió concierto / guerra/ conferencia/ boda/ vacaciones. b. Salió motín/ boicot/ guerra. c. Salió *rabia/ *pánico/ *crisis. d. Salió *accidente/ *desastre/ *catástrofe.
Una hipótesis para entender la imposibilidad de combinar el verbo salir con nombres eventivos de estados y logros es que el verbo, en alguna medida, conserva un rasgo de causación, y tanto los estados como los logros no son agentivos y, por lo tanto, no tienen causa. Esto podemos demostrarlo, por ejemplo, al agregar una cláusula de finalidad:
(10) Salieron birras [para festejar que aprobamos].
En este sentido, si bien entendemos que es contradictorio considerar a salir como un verbo inacusativo, de acaecimiento, y que al mismo tiempo conserve rasgos de causación, consideramos que esto se debe a que se trata de un caso de semigramaticalización en tanto el verbo salir se ve despojado de gran parte de su significado léxico, pero aún conserva algunos matices del verbo pleno.
A modo de síntesis, en primer lugar, observamos que el verbo salir en su forma más canónica es un verbo inergativo, de movimiento (Juan salió) que, luego de un proceso de lexicalización, deviene en un verbo inacusativo, de aparición (Salió el sol). Finalmente, a través de un proceso de semigramaticalización, el verbo se comporta como un verbo de acaecimiento en un uso extendido (Me salió un laburo) y en un uso propio del habla juvenil rioplatense (Salieron birras). En segundo lugar, en este apartado nos dedicamos particularmente a la caracterización de este uso juvenil novedoso. Observamos que este uso de salir adquiere un matiz de espontaneidad y se puede combinar con NEND como actividades y realizaciones, pero no con estados y logros. Así, en este sentido, consideramos que se trata de un caso de semigramaticalización en tanto que, sin llegar a funcionalizarse completamente, el verbo pierde gran parte de su contenido léxico.
4. El caso de pinchar
Al buscar el verbo pinchar en el diccionario encontramos las siguientes acepciones, entre otras:
Pinchar. (De punchar, influido por picar). 1. tr. Picar, punzar o herir con algo agudo, como una espina, un alfiler, etc. // 7. intr. Dicho del conductor o de los ocupantes de un vehículo: Sufrir un pinchazo de una rueda. Pinchamos en el kilómetro treinta. Fulano pinchó al salir de la curva. (Real Academia Española, s.f.)
En principio, teniendo en cuenta esta entrada de diccionario, identificamos tres usos que corresponden a las acepciones canónicas de pinchar: como verbo transitivo (11a) y como verbo inacusativo (11b). A su vez, encontramos otro uso que se distingue de estas acepciones y pertenece a la variedad juvenil rioplatense, como se observa en los ejemplos de (12):
(11) a. Juan pinchó la milanesa con el tenedor. (verbo transitivo) b. María pinchó cuando estaba volviendo a casa. (verbo inacusativo1)
(12) a. Pinchó salir. b. Pinchó la joda. c. Pinchó que vayamos a comer.
En los ejemplos de (11) y (12) observamos diferentes datos que reflejan significados y combinaciones distintas de pinchar. En el caso de (11a) pinchar es un verbo transitivo que indica ‘sujetar o clavar algo en alguien o algo’. Al ser un verbo transitivo, su estructura argumental se conforma por un agente, un tema y, en algunos casos, un instrumento. Éstos se realizan sintácticamente como sujeto, objeto directo y circunstancial. En segundo lugar, el ejemplo de (11b) muestra que el verbo sufre un cambio argumental y deviene en un verbo inacusativo, que requiere únicamente de un argumento, que se realiza como un tema, y en el que recae la eventualidad que denota el verbo, en este caso, el sufrir el pinchazo de una rueda.
Estos ejemplos representan las formas más canónicas del verbo. Sin embargo, en los ejemplos de (12) encontramos otro cambio de la estructura argumental. En este uso, propio de la variedad juvenil rioplatense, el verbo pinchar indica el fracaso de un evento o una acción de manera inesperada. Por lo tanto, los ejemplos de (12) se interpretan como eventos o acciones arruinadas. En el caso de (12) podemos ver que distintas formas cumplen el papel de sujeto, en (12a) es la forma no finita salir, mientras que en (12b) es el nombre eventivo la joda; por otro lado, en (12c) es la oración subordinada que vayamos a comer. Si bien los ejemplos de (11) y (12) parecen tener acepciones similares, en los casos de (12) se designa el fracaso de un evento o una acción de manera inesperada. A continuación, nos centraremos particularmente en el análisis del uso del verbo pinchar en la variedad juvenil.
En primer lugar, podemos clasificar a pinchar como un verbo de acaecimiento, ya que describe la sucesión de un evento, en este caso, que se arruina algo. Siguiendo los criterios que proponen Kornfeld y Kuguel (2013), en primer lugar, pinchar aparece siempre en tercera persona y en singular, como observamos en (13a). Desde un punto de vista argumental, el sujeto se realiza como un argumento interno. Esto explica que la posición del sujeto sea siempre posverbal y el hecho de que se descarte una lectura agentiva (13b). Por otro lado, para que la predicación esté completa no se necesita más que el sujeto, ya sea realizado como un verbo no finito (13c), un nombre (13d) o una oración subordinada sustantiva introducida por que (13e):
(13) a. *Pinché yo / *Pinchó él. b. *Salir pinchó / Pinchó salir. c. Pinchó salir. d. Pinchó la joda. e. Pinchó que vayamos a comer.
En principio, uno de los usos más comunes del verbo pinchar es la combinación del verbo con oraciones no flexionadas que cumplen el papel de sujeto, ya que poseen el potencial funcional de un sintagma nominal:
(14) Pinchó salir/ vivir/ dormir/ comer/ bailar/ estudiar/ viajar/ cursar.
Por otro lado, cuando el verbo pinchar se combina con nombres, lo hace mayormente con nombres eventivos. Como explicamos anteriormente, encontramos tres clases de nombres eventivos: los nombres eventivos deverbales, los nombres eventivos resultativos y los nombres eventivos no deverbales (Resnik, 2010). En este caso, nos interesa la realización del verbo pinchar con los NEND: actividades, realizaciones, estados y logros. Observemos los siguientes ejemplos:
(15) a. Pinchó la joda/ el partido/ concierto/ guerra/ conferencia/ vacaciones. b. Pinchó el motín/ el boicot/ la guerra. c. Pinchó *la rabia/ *el pánico/ *la crisis. d. Pinchó *el accidente/ *el desastre/ *la catástrofe.
Al igual que lo que sucede con el verbo salir, el verbo pinchar admite la combinación con actividades (15a) y realizaciones (15b), pero no con estados (15c) y logros (15d). Sin embargo, no admite cláusulas de finalidad (16):
(16) *Pinchó la joda [para no molestar a los vecinos].
Por lo tanto, a diferencia de lo que señalamos para el verbo salir, no resulta tan claro si pinchar conserva rasgos de causación: por un lado, no acepta la combinación con verbos de estados y logros ─que tienen rasgos de causa─, pero por otro lado tampoco admite cláusulas de finalidad. De todas formas, atribuimos esta particularidad a que se trata también de un caso de semigramaticalización en el cual el verbo no pierde todo su contenido léxico.
En conclusión, observamos que en su primera acepción el verbo pinchar funciona como un verbo transitivo (Juan pinchó la milanesa), luego, sufre un proceso de lexicalización que deviene luego en un verbo inacusativo (María pinchó volviendo a casa). A su vez, en la variedad juvenil, adquiere el significado de ‘se arruinó X’, cambia su estructura argumental y admite su aparición con formas no finitas, nombres y oraciones subordinadas sustantivas introducidas por que (Pinchó salir, pinchó la joda, pinchó que vayamos al cine). En este sentido, entendemos que el verbo sufre un proceso de semigramaticalización, en el que deviene en un verbo de acaecimiento, ya que pierde gran parte de su contenido léxico pero sin llegar a funcionalizarse completamente ─como sucede con los verbos auxiliares─. De esta forma, admite combinaciones con nombres eventivos de actividades y realizaciones, pero no con logros y estados.
5. Conclusiones generales
A partir del análisis que hemos realizado, podemos concluir que los verbos salir y pinchar atraviesan vías de gramaticalización similares. En ambos casos, para que tenga lugar el proceso de gramaticalización ocurre una relexicalización previa, como vemos en el siguiente gráfico:
En este sentido, como observamos en (17), se produce una interacción entre los procesos de lexicalización y gramaticalización. Encontramos que hay un primer momento en el que tenemos un verbo inergativo (salir) o transitivo (pinchar) que sufre un proceso de lexicalización y deviene en un verbo inacusativo y, luego, un segundo momento que conlleva un proceso de semigramaticalización, en el que el verbo finalmente se comporta como un verbo de acaecimiento. En ambos casos, hablamos de procesos de semigramaticalización, en la medida en que, sin llegar a funcionalizarse completamente (como sucede en los casos de auxiliarización), el verbo pierde gran parte de su contenido léxico (de modo que la predicación sólo se completa con sus modificadores) y destematiza la posición de sujeto, es decir, la posición del sujeto es típicamente posverbal, como un argumento interno.
Finalmente, esperamos haber contribuido con este trabajo a una caracterización del habla de los jóvenes y, en particular, de dos verbos propios de esta variedad, como son los casos de salir y pinchar. Creemos necesario el análisis y desarrollo del estudio de la variedad juvenil porque resulta de central importancia para ampliar tanto la indagación sobre la variación lingüística en el español rioplatense como la reflexión a la hora de acercar la enseñanza de la gramática al aula de lengua en la secundaria, ya que permite interpelar a lxs alumnxs y poner en juego su propio conocimiento como hablantes del español juvenil. A su vez, esto promueve una actitud indagadora hacia la enseñanza de la gramática y, así, se fomenta la observación de lxs alumnxs sobre la propia lengua de la que son hablantes.
Las autoras son estudiantes del Profesorado Universitario de Educación Superior en Lengua y Literatura de la Universidad Nacional de General Sarmiento
Nota
1 Entendemos por variedad juvenil rioplatense a “las manifestaciones lingüísticas de los jóvenes argentinos, conjunto de hablantes de entre 15 y 24 años, con culturas y estilos de vida distintos.” (Kuguel, 2014: 82).
Bibliografía citada
DI TULLIO, Á. (2003). “La corriente continua: entre gramaticalización y lexicalización”. Revista de Lingüística Teórica y Aplicada de la Universidad de Concepción (Chile) 41-2003: 41-55.
KORNFELD, L. y KUGUEL, I. (2013). “Pegar laburo y pintar bardo: procesos de gramaticalización y lexicalización en el ámbito verbal”. En Kornfeld, L. y Kuguel, I. (eds.), El español rioplatense desde una perspectiva generativa. Mendoza: Universidad Nacional de Cuyo/ Sociedad Argentina de Lingüística.
KUGUEL, I. (2014). “«Los jóvenes hablan cada vez peor». Descripción y representaciones del habla juvenil argentina”. En: Kornfeld, L. (comp.), De lenguas, ficciones y patrias. Los Polvorines: Ediciones UNGS.
MENDIKOETXEA, A. (1999). “Construcciones inacusativas y pasivas”. En: Bosque, I. y Demonte, V. Gramática Descriptiva de la Lengua Española. Vol. 2: Las construcciones sintácticas fundamentales. Madrid: Editorial ESPASA.
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. (s.f.). Salir. En Diccionario de la lengua española. Recuperado el 12 de octubre, 2021, de <https://dle.rae.es/salir>.
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. (s.f.). Pinchar. En Diccionario de la lengua española. Recuperado el 12 de octubre, 2021, de <https://dle.rae.es/pinchar>.
RESNIK, G. (2010). Los nombres eventivos no deverbales en español. Tesis doctoral. Barcelona: Universitat Pompeu Fabra.
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